Como todo joven entrepreneur, Gerardo Saade Murillo, ha sufrido reveses en los, negocios, “a veces parece que tienes la formula del éxito, otras veces, tienes que trabajar más duro y ser paciente para encontrarla, pero lo importante es no darse por vencido”.
La tenacidad y la capacidad de afrontar las adversidades son algunas de las cualidades que más admira en las personas cercanas a él, sus padres y su abuelo: Gerardo Saade Kuri, Gabriela Murillo Ortega y Jesús Murillo Karam, de quienes ha aprendido justamente el valor del trabajo, pero sobre todo, los valores que lo rigen y que aprecia en todas las personas por las que se rodea: honestidad, educación, puntualidad, humildad y respeto.
La mayoría de estos valores los vivió y aprendió día a día, pues cuando era niño, sus padres tenían un restaurante donde pasó toda su infancia, “me acostumbré a que no importa si había algún problema familiar, alguna circunstancia especial en el negocio, lo que fuera, mis padres trataban de manera especial y respetuosa a cada uno de los clientes… Puedes trabajar muy duro y tener los mejores proveedores y productos, pero si la atención y el servicio es malo, mediocre, o incluso como el promedio, estás condenado a la quiebra tarde o temprano”.
A su corta edad, Gerardo ha acumulado mucha experiencia y sabe que la educación, respeto y humildad, a la par del trabajo y compromiso son características que él mismo trata de cultivar día a día y por las que algún día, no muy lejano, le gustaría ser recordado.
La tenacidad y la capacidad de afrontar las adversidades son algunas de las cualidades que más admira en las personas cercanas a él, sus padres y su abuelo: Gerardo Saade Kuri, Gabriela Murillo Ortega y Jesús Murillo Karam, de quienes ha aprendido justamente el valor del trabajo, pero sobre todo, los valores que lo rigen y que aprecia en todas las personas por las que se rodea: honestidad, educación, puntualidad, humildad y respeto.
La mayoría de estos valores los vivió y aprendió día a día, pues cuando era niño, sus padres tenían un restaurante donde pasó toda su infancia, “me acostumbré a que no importa si había algún problema familiar, alguna circunstancia especial en el negocio, lo que fuera, mis padres trataban de manera especial y respetuosa a cada uno de los clientes… Puedes trabajar muy duro y tener los mejores proveedores y productos, pero si la atención y el servicio es malo, mediocre, o incluso como el promedio, estás condenado a la quiebra tarde o temprano”.
A su corta edad, Gerardo ha acumulado mucha experiencia y sabe que la educación, respeto y humildad, a la par del trabajo y compromiso son características que él mismo trata de cultivar día a día y por las que algún día, no muy lejano, le gustaría ser recordado.